Fueron rescatados de la comuna hace algún tiempo ya. Los dos tienen algo en común - y no son los kilos de más - sino que ambos son enfermitos crónicos ¡sí sí ! del grupo de los invisibles, de los que nadie se fija, por los que nadie pregunta.
Desde el primer día hubo una conexión especial entre ellos, rápidamente se hicieron amigos y desde entonces se han hecho inseparables.
Se cuidan, se miman, se respetan, se protegen y se quieren.
Este amor verdadero nos deja imágenes tan bonitas y dulces como esta. Porque para la amistad, para el cariño y el respeto no existen enfermedades, no existen barreras.
Los crónicos, a los que les falta un ojo, una patita, los viejitos también existen y son los que más nos necesitan.
Si has decidido adoptar piensa en los abuelitos o en los enfermitos.
¡Cuánto nos queda por aprender de los animales !
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