Al parecer este campeonato ha ido perdiendo fuerza en los últimos años y ha estado a punto de desaparecer, pero no por lo horrroroso, execrable, repugnante o deforme que resulta dispararle a palomas cómo si fuesen platos, si no por la contaminación que suponía la munición de plomo, y que finalmente ha tenido que ser sustituída por munición de porcelana. No entendemos que alguien pueda disfrutar con esto, pero lo que resulta imposible de concebir es que una nación, un gobierno, pueda consentir semejante aberración. No es extraño que un país como éste, sin duda en el que más maltrato animal institucionalizado hay de toda Europa, y probablemente del Mundo, sea también uno de los que mayor corrupción política presenta.
Aquí os dejamos algunas fotos.
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