Iba a comenzar este post con “parece que vivimos” pero no, vivimos en un país de mierda en cuanto a legislación animal se refiere. Las instituciones públicas – que pagamos todas y todos – amparan a los maltratadores de animales. Estos infraseres campan a sus anchas sin que nadie mueva un dedo, es más, parece que de vez en cuando cae alguna palmadita que otra en la espalda para que sigan haciendo “ese” mal consentido.
Parece que esta sociedad alienada, deforme y monstruosa no está hecha para las personas respetuosas y empáticas - y mucho menos para los animales -. Se nos obliga a tolerar e incluso a normalizar el maltrato animal constante y continuado. Si no te callas, te callan. Así de fácil y así de triste.
Hace unos meses denunciábamos a una vecina de la zona por insultos, amenazas y por maltrato hacia los animales callejeros (aunque para algunas personas parece que la palabra maltrato tenga que ir ligada a la palabra sangre para que sea un delito y recordamos que hay muchos tipos de maltratar a un ser vivo). La susodicha les tiraba la comida que nosotras dejábamos – en lugares donde no molestaba ni producía malos olores ya que era alimento seco – además del agua y las casitas que les hacíamos para que se protegieran de las inclemencias del tiempo. La casualidad quiso que la pillásemos “in fraganti” y pudimos grabarla mientras rompía las casitas además de otras lindezas del tipo “chúpame la cona” aunque os aseguramos que esto es de las cosas más “lights” que salen por su boca habitualmente. La denunciamos porque ya estábamos harta de su comportamiento agresivo, provocador e intimidatorio durante año y medio. Hubo un juicio y lo ganamos. La condenaron a pagar 30€ de multa pero hace unos días nos llega una notificación a casa con un recurso presentado por su abogada (lean y juzguen ustedes mismos).
No vamos a entrar a valorar la situación personal de esta señora pero si lo que pretende la abogada es pintarla de indigente o victimizarla de algo os podemos asegurar que no es cierto y aunque pudiésemos decir muchas cosas sobre sus hábitos de vida no lo vamos a hacer porque eso es lo que nos diferencia. Sinceramente nos duele que se ponga en tela de juicio - incluso se nos acuse a nosotras - de cometer una infracción, ¿nos estamos volviendo locos?
Socialmente no podemos tolerar que se menosprecie el trabajo de las personas que dedican su tiempo, su dinero a cuidar de los animales callejeros porque las instituciones o entidades públicas no velen por los intereses reales de éstos. No podemos tolerar que insinúen que nuestro trabajo – que es durísimo – no sirva para nada o que lo hacemos por pura diversión o entretenimiento. Que personas que no tengan ni idea de lo que es el trabajo a pie de calle vengan a darnos lecciones de algo o nos traten como desquiciadas con mucho tiempo libre.
Esas personas que invierten parte de su vida en cuidar de esos animales callejeros o abandonados - no se olviden, señores, que si lo hacen es por la ineptitud de las entidades públicas en este tema - haga frío, llueva o un sol abrasador ahí están todos los días al pie del cañón para que a esos animales no les falte de nada. Están mañanas, tardes o incluso noches a la espera de que esa jaula trampa que han puesto haga su trabajo, los/as esterilizan siguiendo todos los protocolos establecidos para que las cirugías se realicen de forma segura y no suponga un peligro para la vida de los animales, hacen cuarentenas, pre y post operatorios, cuando caen enfermos ( porque los animales callejeros también se ponen enfermos) ahí están ellas para tenderles una mano, los llevan al veterinario y si no pueden pagarlo - debido a la gran cantidad de animales que llevan semanal o mensualmente - ya se buscarán la vida para hacerlo - como por ejemplo vender camisetas, bolsas, etc en mercadillos o ferias ....
Invierten mucho tiempo, esfuerzo además de dinero… Muchas veces - y como si no tuvieran ya suficiente - tienen que aguantar insultos, provocaciones, humillaciones y agresiones por parte de personas intolerantes e insensibles que se creen que el mundo es únicamente para los humanos.
¡pero las locas son ellas!
Porque lo que se acostumbra a ver en este país de mier** es que a los animales se les abandone, se les humille y se les maltrate, así que las locas y las que hacemos las cosas mal somos nosotras y parece que destacar en este país por hacer las cosas bien y altruistamente tiene su precio.
Ahora nos toca demostrar a nosotras que NO somos unas delicuentes porque todos sabemos que alimentar a animales callejeros y protegerlos pone en peligro a - esta nuestra- grandiosa y bella sociedad.
Si lo que pretenden es callarnos o que no demos la lata van listos. Seguiremos luchando hasta al final – con o sin ayuda – porque nosotras somos la voz de todos esos animales que ustedes pretenden callar - pisotear - y no lo van a conseguir.
¡YA BASTA!
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